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martes, 22 de noviembre de 2011

Metamorfosis.


  No has resultado ser como esperaban. Todas sus ilusiones se han roto en mil pedazos.  Se enfadan y te dicen que los has defraudado, pero… ¿realmente les habías prometido algo?
  Naces como un pequeño ser indefenso al que cantan, hablan y hacen carantoñas. De vez en cuando te enfadas pero con simples gestos todo se soluciona. A todos les gustas, no contestas así que no les vas a decir nada que no quieran oír, no puedes opinar si no te gusta la ropa que te ponen ni lo que te apetece realmente hacer. En definitiva, eres todo lo que quieren.
 Poco a poco vas creciendo, te empiezan a peinar y a vestir como una muñequita. 
-Ay qué guapa estás! Si ya pareces una chica.
Tú sonríes con tus pequeños dientes separados, crees todo lo que te dicen. Dulce inocencia…
  Un día descubres que llevan años mintiéndote, que los Reyes Magos y el ratoncito Pérez no existen, y como eso muchas cosas más que no son tan sencillas y fácilmente alcanzables como te las pintaban.
  Ahora la pequeña muñequita ha crecido, y no resultó ser como querían. No lleva vestiditos y habla más de la cuenta. Además ha decidido seguir un camino diferente al que le habían marcado. La gente se lleva decepciones y le dicen que los ha defraudado. Pero ella no les ha mentido; nunca les prometió nada, simplemente ellos se crearon esas ilusiones. Sueños, que como muchos otros de nuestra vida nos imaginamos y no se llegan a cumplir. De esos que ella había aprendido que eran inalcanzables.

                                                                       

domingo, 6 de noviembre de 2011

¿Y ahora qué?


 Lo has conseguido. No dejes que se escape y sobretodo, no vuelvas a estropearlo. Puede que al principio te cueste, ya que no todo está confirmado, pero si no luchas para averiguar la respuesta, se esfumará y te quedarás para siempre con la duda. Al fin y al cabo la vida no es tan larga como para permitirse largas esperas por el camino.

sábado, 29 de octubre de 2011

Incoherencia.


Escuchar las cosas. Verlas, y que un escalofrío recorra tu cuerpo. Las notas distantes, pero luchas por que sabes que las quieres; y cuando por fin te acercas a ellas, no sabes nada. Las consigues, y finalmente tirarás todo por la borda arrastrando consigo otras cosas anteriormente alcanzadas a base de esfuerzo y necesarias para tu día a día.
Pasas una etapa horrible, no entiendes nada de lo que ha pasado, y lo que es peor aún; nada de lo que has hecho ni por qué lo has hecho. Soledad, oscuridad, tristeza, hasta que, un día, así sin más, alguien te abre los ojos y te das cuenta de que quedan otras cosas con las que poder continuar. Consigue animarte y sacarte de nuevo esa sonrisa. Si, si, esa que te cuesta tanto enseñar, pero que cuando sale con toda su fuerza la gente sonríe a tu alrededor, y notas una sensación indescriptible que te recorre de arriba abajo. Empiezas a pensar que los has olvidado todo, pero, en cuanto vuelves a casa, tu cabeza vuelve al pasado. Sin embargo esa persona sigue ahí día a día para que cada vez pienses más en lo que pasa, en lo que está por venir y no en lo que pasó; y…poco a poco, lo consigue.
[To be continued]

lunes, 19 de septiembre de 2011

Como el oso que decía repudiar la miel



 Miras a través de la ventana y los ves, felices. Caminan en grupo, siempre entre carcajadas, inmunes a lo que la gente pueda pensar de ellos. Inspeccionas  su indumentaria de arriba a abajo a través de las cortinas. Dr. Martens, shorts, ligueros, una camiseta de tu antiguo grupo favorito… Sonríes sin darte cuenta al leer el título de la carátula estampada. Poco a poco se van alejando. Los observas hasta que se vuelven un simple punto en el horizonte. Dejas que la cortina vuelva a su lugar y te diriges al armario donde guardas tu caja de los viejos discos. Lo buscas entre los cientos de grupos que antes escuchabas. Ahí está. Sigue impecable como el día que decidiste que pasaba a ser parte de tu pasado. Sacas el vinilo cuidadosamente y lo colocas en la vieja gramola. Comienza a girar lentamente y las primeras notas van invadiendo la estancia. Comienzas a tararear la letra de la canción. TU CANCIÓN. Tus  pies empiezan a moverse lentamente mientras tu voz se va alzando. Bailas y cantas por la habitación sumida en la melodía. Sonríes, te sientes libre, feliz… RIIIIINGGG!!!

  El teléfono suena. Como un acto reflejo retiras rápidamente la aguja del vinilo y corres a atender  la llamada.
-Si?
-Ah. Hola.
-Si, si claro.
-A las doce y media?
-Perfecto. Pues allí nos vemos.

 Cuelgas y te diriges a tu armario. Escoges el vestido de tubo, los tacones y te untas toda la cara con maquillaje. Finalmente te miras al espejo. Si, si, muy bien arreglada, pero…realmente eres tú? Coges tu bolso, el móvil, escondes el viejo disco y sales de casa. Te esperan en un coche delante de tu puerta. Una canción de reggateon sale de su interior. Subes al vehículo saludas con un gesto de cabeza y cierras la puerta. Mientras, por la otra acera camina el grupo de jóvenes al que observabas por la mañana felices y en grupo, como siempre.

domingo, 7 de agosto de 2011

Entre sombras.


Gran sombra que te cubre. No te deja ver la luz. Si lo intentas te pisa y rápidamente cierra la tapa de la caja para que no consigas verla. Supongo que algunos hemos nacidos para no ver la luz y vivir siempre bajo esa gran sombra, pero también pienso que a veces hay que luchar contra el destino. 

jueves, 23 de junio de 2011

Cuando llegue el día


De repente se despierta. El teléfono suena en su mochila. El cansancio le invade y no le apetece levantarse. La noche anterior ha sido dura. Ring Ring. Sigue sonando. Tapa su cabeza con la almohada e intenta reconciliar el placido sueño.

Bi. Bibibi. Bi. Dejas tu teléfono sobre la mesilla. No hay respuesta. Cruzas las piernas sobre tu cama y pierdes tu mirada en el infinito. Piensas, piensas. Tu cabeza da vueltas y más vueltas. Miles de imágenes, palabras, momentos, promesas…FUN! Caes derrotada sobre tu cama. Una lágrima recorre lentamente tu rostro marcando cada mínimo detalle. Dejas que se deslice mirando hacia el techo. En el futuro como será todo? Conseguirás todo lo que te propones? Donde vivirás? Estará a tu lado? A lo mejor ni sabéis nada uno del otro. Quien sabe…
No quieres asumir la derrota. No. Esta vez no. Sabes que lo necesitas. Sabe todo lo que piensas, cualquier cosa sobre ti. Con solo una mirada puede saber todo lo que quiera. Pero por que hoy ya no lo entiende? Lo ha notado, eso lo sabes, pero no ha sido como siempre. Es que ya no se acuerda?

Cierras tus párpados dejando caer las últimas lágrimas. Ya no piensas en nada. Tu mente esta vacía.

domingo, 15 de mayo de 2011

The end



No puedo más me he dado por vencida.
Han decidido echarme a mí. He intentado evitarlo, pero mis fuerzas ya no son suficientes.
Finalmente acepto mi derrota.
Con pasos lentos y  cabizbaja comienzo mi marcha. Seré mirada por todos como una sin corazón, una cobarde,... Pero lo siento. No soy tan fuerte.

martes, 15 de marzo de 2011

Encerrada.


La luz del flexo iluminaba su rostro en medio de la oscura habitación. Llevaba varios días encerrada en aquella estancia intentando meter, apresuradamente, todo lo que debía de haber estudiado los meses anteriores.

 Se levantó en busca de unos viejos apuntes. Cogió su antigua carpeta del estante, y cuando regresaba al escritorio, la tira de su mochila se enganchó en su tobillo. Los papeles cayeron del interior de la carpeta esparciéndose por el suelo y volando en todas direcciones. Ella se levantó poco a poco, frotándose la dolorida rodilla y maldiciendo a la mochila. Colocó todos los papeles en un montoncito, se sentó en el suelo y se dispuso a archivarlos de nuevo en su carpeta.

 Llevaba colocadas diferentes materias en los primeros compartimentos, cuando de repente vio el borde de una foto sobresaliendo de uno de los espacios posteriores. Tiró por ella. Tres personas salían, sonrientes, en un gran prado verde y al fondo se observaba una preciosa casa amarilla y blanca. Un sentimiento de nostalgia recorrió su cuerpo. Decidió pasar las hojas hasta el compartimiento de donde provenía la fotografía. Allí había muchas más, en las cuales salía siempre alguno de los tres jóvenes. También encontró dos imágenes muy antiguas. Los recuerdos comenzaron a invadir su mente. Se quedaba mirando fijamente cada fotografía y era capaz de reproducir ese momento exactamente con las mismas palabras que salieran de los labios de los muchachos en cada uno de los  diferentes momentos recopilados.


 Una lágrima comenzó a deslizarse suavemente por su mejilla. Tras los cientos de fotos había encontrado, escritas en la carpeta, varias frases que uno de sus amigos dibujara tiempo atrás. Miles de momentos, tanto tristes como alegres, recorrían su mente. La mayoría de ellos aún le hacían esbozar una sonrisa, pero recordarlos y verlos tan lejanos le producía una triste añoranza. Fueran tiempos muy felices e inolvidables.


 El tiempo pasaba mientras la joven observaba las imágenes. Su madre estaría a llegar. Finalmente decidió cerrar la carpeta. No quería preocuparla.

 Al llegar la noche decidió acostarse temprano. No tenía sueño pero necesitaba organizar las ideas. Comenzó a pensar en todo lo que había pasado estos últimos meses, en como se había sentido y, a veces, incluso sin saber por qué. Ese día se dio cuenta. Estaba encerrada en el pasado.

  

domingo, 13 de marzo de 2011

Cuando el agua vuelve a su cauce.

  
Saltó sobre un charco, rompiendo su desdichado reflejo. Después de días de incertidumbre, de no saber a donde ir, ni que hacer de su vida decidió seguir adelante. El tiempo había empezado a llevar cada cosa a su sitio, de donde nunca se tenían que haber marchado. Por supuesto quedaban muchas por resolver, pero una de las más añoradas volvía junto a ella. Su mejor amigo. Había otras que echaba de menos, y sabía que más adelante las necesitaría, pero no podía asegurar que volviesen, y si lo hacían a lo mejor ya era demasiado tarde, y ella ya no estaría allí para esperarlas. De todas formas lucharía por ellas, ahora que había conseguido reunir las fuerzas y el ánimo necesarios.

martes, 15 de febrero de 2011

A child in you.


 Niñez, etapa añorada por muchos de nosotros. A menudo la vemos como un tiempo lejano y pasado. Echamos de menos, eses días sin más preocupaciones que conseguir el único tazo que te falta, que te compren el juguete que quieres, librate antes de que te pillen,…

 Aun así queríamos crecer, hacernos fuertes y mayores. Admirábamos a los adultos como dioses. Deseábamos trabajar, tener dinero, casa, coche,… sin darnos cuenta de las responsabilidades que todo ello conllevaba.

 Ahora, poco a poco, te vas acercando a esa edad tan deseada, te percatas de que todo no era tan sencillo como te lo pintaban e imaginabas. Se empiezan a presentar obstáculos y obligaciones en el camino, y tienes que resolverlos tú solo.

 Sin embargo, aunque queramos ocultarlo, muchas veces se nos escapa el niño que aún tenemos dentro, ese que hace unos pocos años corría  en el patio del recreo con un mandilón con manchas de pintura y una gran sonrisa pícara, inmune a las preocupaciones del día a día.

sábado, 12 de febrero de 2011

Feelings.


Enciendes tu iPod a oscuras, con los ojos entreabiertos. Una canción lenta y relajante empieza. Escuchas la letra que que suena entre notas de piano, y te sientes la protagonista de esas frases. Poco a poco tus párpados se van cerrando, y el pequeño aparato empieza a deslizarse por tus dedos, escodiéndose entre las mantas.
 De repente todo se convierte en un mundo maravilloso y tienes miedo a dormirte por temor a que, cuando te despiertes, todo se rompa en mil pedazos y veas que solo fue un simple sueño, producto de tu imaginación. S respira alegría y, sobretodo, esa sensación que tú tanto necesitabas; tranquilidad. La gente camina feliz, sin complejos y sin parars a criticar a los demás.
 Una tormenta se acerca lentamente dejando caer las primeras gotas y cambiando la intensa luz de la escena anterior por unas inmensas nubes negras. La gente mira aterrorizada hacia el cielo. Los niños lloran y empiezan a sonar unas horribles bocinas agudas, cuyo sonido te va desgarrando poco a poco los tímpanos, y llegando punzantemente a tu cerebro. La gente corre, te empujan y no hace más que gritar y llorar. Un proyectil cae en un edificio cercano. Corres con las manos cubriéndote la cabeza, y a los pocos segundos, una lluvia de piedras y polvo cae sobre ti, provocándote varios cortes. Notas como unos pequeños hilos de sangre se deslizan por tu frente y, poco a poco, su sabor amargo llega a tus labios. Pero sigues corriendo horrorizada sin parar. Lloras, gritas, ya no sientes tus pies rozando contar el suelo y el cansancio empieza a apoderarse de ti. !!!PUM¡¡¡
 -¡¡¡Aaaaaaaaaa!!!
Una luz se enciende.
 -¿Que te pasa?
Ves la cara preocupada de tu madre junto a la tuya, secándote delicadamente las gotas de sudor de la frente. Tu respiración sigue acelerada.
 -Duérmete que aún es muy temprano. Sola ha sido una pesadilla.
Notas sus finos labios en tu mejillla y como, cuidadosamente, te va arropando. El murmullo de la música de tu iPod aun se oye entre las mantas. Ella lo recoge y te lo deja en tu mesilla mientras apaga la luz de la lámpara con una dulce sonrisa.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Pájaro enjaulado.


Corre! No mires atrás. No pienses por un instante y libérate.
Corre hasta que tus pies no toquen el suelo. Salta tan alto como puedas.
Ignora las miradas de los demas y se tu misma, aunque nadie llegue a comprenderte.
Pero sobretodo busca la libertad, y, encuanto la veas, corre hacia ella sin perderla de vista o ditraerte por el camino, no se nos presenta todos los dias.

viernes, 4 de febrero de 2011

Derrota...



Finalmente, se dio por vencida. Después de ver como la gente caía a su alrededor como moscas, no pudo continuar. Al fin y al cabo la batalla estaba perdida. Todo lo que había estado a su alcance lo había hecho, por lo que no le quedaba mas remedio que seguir su camino por otro lado.

viernes, 14 de enero de 2011

Como un molde.


Humillados y utilizados; ¿Nunca os habéis sentido así?
A menudo hacemos cosas que no nos gustan por alegrar  a los demás, porque pensamos que si las hacemos nos admiraran o encajaremos mejor y aveces ni siquiera sabemos porque las hacemos. Yo cada vez me creía más inmune a este tipo de actos. Una niña con personalidad y bastante carácter, que poco a poco iba superando las vergüenzas, típicas de la adolescencia, de mostrarse tal y como es e incluso vestir a su manera en un pueblo que, no acoge mucho eso de salirse de la vestimenta "normal". Pero un día me doy cuenta de que nunca seré inmune a este tipo de actos. Puede que disminuyan pero, sinceramente, no creo que consiga eliminarlos nunca del todo. Ademas, si nos paramos a pensarlo, ¿no creéis que todos nosotros somos, ese adjetivo tan recurrido últimamente por las personas, un poco falsos? Parémonos analizarlo. Unos podrán serlo más que otros pero todos, aunque sea solamente por una vez, lo hemos sido; por mucho que nos definamos como personas que decimos todo directamente a la cara y que nunca haríamos uno de estos actos.

 Un consejo, sed vosotros mismos. A mi de momento fue siempre cuando mas a gusto me sentí. Si fingis ser lo que no sois podéis estar bien una temporada, pero una vez que os descubran o que no aguantéis más, todo se irá por la borda. 

lunes, 3 de enero de 2011

Recuerdos del pasado.


 El viento enredaba su pelo y le dificultaba la visión. Sus ojos entreabiertos y llorosos a causa del frío buscaban a tientas el camino. Las olas furiosas chocaban contra el acantilado salpicando constantemente a la joven. Conocía el camino como la palma de su mano, pero después de las fuertes lluvias de los días anteriores habían arrancado varias piedras que dificultaban el paso; y el sendero, al borde del acantilado, no estaba tan firme como en verano. Sin embargo ella quería llegar al faro. Era su destino.

 Siguió caminando. Los punzantes tojos se clavaban en su piel provocando numerosas carreras en sus medias. Divisó la luz del viejo faro. Las gaviotas se acomodaban a su alrededor esperando, impacientes, que cesase la tormenta.

 Llamó a la puerta. Esperó unos minutos, sabía que el viejo farero ya no estaba para ser apresurado. La puerta se abrió con un fuerte quejido y tras ella apareció la tenue luz de una vela que rápidamente se apagó a a causa del fuerte viento.

 -¡Ay Dios mío, vaya tormenta! Pasa muchacha, pasa que con este tiempo no es bueno que estés fuera.

 Ella cerró la puerta y siguió al anciano. Él volvió a encender la vela con la ayuda de una cerilla, y los dos se miraron. Los años de trabajo a la intemperie se podían apreciar en el rostro del farero. Esbozó una sonrisa que no lograba ocultar los años de tristeza y soledad que había pasado.

 -Ya hacía tiempo que no te veía por aquí, ¿vienes para subir a la torre?

 La joven asintió y él rápidamente le tendió la oxidada llave.

 -Ten cuidado con los últimos escalones, estos días ha entrado mucha agua y los pobres ya no están para
 muchos trotes.

 Subió las escaleras lentamente fijándose en todos los detalles. Aquel lugar nunca cambiaba. Era su refugio, su pequeño mundo. Se apoyó en la barandilla. El viento silbaba colándose entre las rendijas de los cristales. Un barco navegaba luchando contra las inmensas olas.

 De repente notó como una mano se le posaba en el hombro. Estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se había oído el ruido de la puerta.

 -Es muy tarde y la tormenta está calmada. Será mejor que te marches antes de que anochezca. Se acercan
 fuertes lluvias.

 La muchacha le miró fijamente. Cogió su chubasquero rojo; que había dejado en el suelo; y bajó las escaleras. Se despidieron y cuando el anciano iba a cerrar la puerta ella la detuvo. Sus miradas se cruzaron. Buscó algo en su bolso y se lo entregó al anciano, se despidió con una triste sonrisa, puso su capucha y desapareció tras la puerta. Aquella misteriosa joven llevaba años visitándolo sin ninguna explicación. Sólo observaba el mar desde la torre.

 El hombre se dirigió a su alcoba. Allí abrió la pequeña caja y nada más ver el contenido supo lo que significaba. Corrió tan rápido como sus años le permitían hacia la puerta pero cuando consiguió llegar lo único que vio tras ella fue soledad y vacío. Cayó derrotado por el esfuerzo y por los tristes recuerdos de su juventud. Aquella noche la lluvia caía sin cesar y las olas luchaban embravecidas contra las rocas. El viejo faro brillaba intermite entre la tormenta.