Seguidores

martes, 15 de marzo de 2011

Encerrada.


La luz del flexo iluminaba su rostro en medio de la oscura habitación. Llevaba varios días encerrada en aquella estancia intentando meter, apresuradamente, todo lo que debía de haber estudiado los meses anteriores.

 Se levantó en busca de unos viejos apuntes. Cogió su antigua carpeta del estante, y cuando regresaba al escritorio, la tira de su mochila se enganchó en su tobillo. Los papeles cayeron del interior de la carpeta esparciéndose por el suelo y volando en todas direcciones. Ella se levantó poco a poco, frotándose la dolorida rodilla y maldiciendo a la mochila. Colocó todos los papeles en un montoncito, se sentó en el suelo y se dispuso a archivarlos de nuevo en su carpeta.

 Llevaba colocadas diferentes materias en los primeros compartimentos, cuando de repente vio el borde de una foto sobresaliendo de uno de los espacios posteriores. Tiró por ella. Tres personas salían, sonrientes, en un gran prado verde y al fondo se observaba una preciosa casa amarilla y blanca. Un sentimiento de nostalgia recorrió su cuerpo. Decidió pasar las hojas hasta el compartimiento de donde provenía la fotografía. Allí había muchas más, en las cuales salía siempre alguno de los tres jóvenes. También encontró dos imágenes muy antiguas. Los recuerdos comenzaron a invadir su mente. Se quedaba mirando fijamente cada fotografía y era capaz de reproducir ese momento exactamente con las mismas palabras que salieran de los labios de los muchachos en cada uno de los  diferentes momentos recopilados.


 Una lágrima comenzó a deslizarse suavemente por su mejilla. Tras los cientos de fotos había encontrado, escritas en la carpeta, varias frases que uno de sus amigos dibujara tiempo atrás. Miles de momentos, tanto tristes como alegres, recorrían su mente. La mayoría de ellos aún le hacían esbozar una sonrisa, pero recordarlos y verlos tan lejanos le producía una triste añoranza. Fueran tiempos muy felices e inolvidables.


 El tiempo pasaba mientras la joven observaba las imágenes. Su madre estaría a llegar. Finalmente decidió cerrar la carpeta. No quería preocuparla.

 Al llegar la noche decidió acostarse temprano. No tenía sueño pero necesitaba organizar las ideas. Comenzó a pensar en todo lo que había pasado estos últimos meses, en como se había sentido y, a veces, incluso sin saber por qué. Ese día se dio cuenta. Estaba encerrada en el pasado.

  

domingo, 13 de marzo de 2011

Cuando el agua vuelve a su cauce.

  
Saltó sobre un charco, rompiendo su desdichado reflejo. Después de días de incertidumbre, de no saber a donde ir, ni que hacer de su vida decidió seguir adelante. El tiempo había empezado a llevar cada cosa a su sitio, de donde nunca se tenían que haber marchado. Por supuesto quedaban muchas por resolver, pero una de las más añoradas volvía junto a ella. Su mejor amigo. Había otras que echaba de menos, y sabía que más adelante las necesitaría, pero no podía asegurar que volviesen, y si lo hacían a lo mejor ya era demasiado tarde, y ella ya no estaría allí para esperarlas. De todas formas lucharía por ellas, ahora que había conseguido reunir las fuerzas y el ánimo necesarios.