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lunes, 19 de septiembre de 2011

Como el oso que decía repudiar la miel



 Miras a través de la ventana y los ves, felices. Caminan en grupo, siempre entre carcajadas, inmunes a lo que la gente pueda pensar de ellos. Inspeccionas  su indumentaria de arriba a abajo a través de las cortinas. Dr. Martens, shorts, ligueros, una camiseta de tu antiguo grupo favorito… Sonríes sin darte cuenta al leer el título de la carátula estampada. Poco a poco se van alejando. Los observas hasta que se vuelven un simple punto en el horizonte. Dejas que la cortina vuelva a su lugar y te diriges al armario donde guardas tu caja de los viejos discos. Lo buscas entre los cientos de grupos que antes escuchabas. Ahí está. Sigue impecable como el día que decidiste que pasaba a ser parte de tu pasado. Sacas el vinilo cuidadosamente y lo colocas en la vieja gramola. Comienza a girar lentamente y las primeras notas van invadiendo la estancia. Comienzas a tararear la letra de la canción. TU CANCIÓN. Tus  pies empiezan a moverse lentamente mientras tu voz se va alzando. Bailas y cantas por la habitación sumida en la melodía. Sonríes, te sientes libre, feliz… RIIIIINGGG!!!

  El teléfono suena. Como un acto reflejo retiras rápidamente la aguja del vinilo y corres a atender  la llamada.
-Si?
-Ah. Hola.
-Si, si claro.
-A las doce y media?
-Perfecto. Pues allí nos vemos.

 Cuelgas y te diriges a tu armario. Escoges el vestido de tubo, los tacones y te untas toda la cara con maquillaje. Finalmente te miras al espejo. Si, si, muy bien arreglada, pero…realmente eres tú? Coges tu bolso, el móvil, escondes el viejo disco y sales de casa. Te esperan en un coche delante de tu puerta. Una canción de reggateon sale de su interior. Subes al vehículo saludas con un gesto de cabeza y cierras la puerta. Mientras, por la otra acera camina el grupo de jóvenes al que observabas por la mañana felices y en grupo, como siempre.